miércoles, 26 de noviembre de 2008

Carta del diablo a los cristianos



From:«luzy-fer» <666@elinfierno.com>

Date: Milenio Eterno PM Lago de Fuego/Hades

To: cristianitos@laiglesia.net

Subject: Carta Abierta

Reply-To: <#&#!)*$@bestia.org>

 

Estimados cristianos:

¡Ay cristianitos, cómo me caen de bien! Últimamente se han estado portando como dicen sus jóvenes: con muy buena onda.

En años anteriores me dieron muchos dolores de cabeza. Bueno, podría decir que hacían mi trabajo prácticamente imposible. Pero las cosas han cambiado ahora.

Yo tenía miedo de que si sus insignificantes iglesias crecían, tendría que desatender otras malas obras que tenía alrededor del mundo para dedicarme al pobrecito país en el que viven. Sin embargo, ¿cómo son las cosas, verdad? Me estaba preocupando por nada. Sí, parece que hay más de ustedes que hace unas décadas. Aunque me daban más problema cuando eran menos que ahora que son más. Antes trabajaban más unidos. Al parecer ahora se estorban el uno al otro. Existen lo que ustedes llaman «ministerios» pero realmente son sus pequeños reinos y cada uno se esfuerza por ser mejor y más grande que el otro. Tengo que confesar que me da un poco de celos porque antes yo era la competencia, hoy, compiten entre ustedes.

No me había percatado de todo esto porque a veces no soy tan inteligente como sus predicadores dicen que soy, pero un demonio mío que tengo de espía en uno de sus llamados «ministerios» me hizo ver que lo mejor era dejarlos crecer. Hacer que se ocuparan en el crecimiento numérico para que no le pusieran atención al crecimiento espiritual. Di órdenes entonces de que nadie estorbara sus planes de trabajo. Ha funcionado.

La iglesia… ¡huy que miedo! ¿Quieren saber la verdad? Me dan risa. No sé ni donde quedan sus iglesias. Bueno, aunque pocas veces digo la verdad, tengo que confesar que algunas sí sé donde quedan porque paso por allí de vez en cuando a alimentar el orgullo y la envidia. Las demás… esas se alimentan solas.

Al principio me ponía nervioso cuando veía que sus iglesitas crecían. Pero luego me di cuenta que de hacer bulla y cantar desafinados no pasaban. Aahh, se la pasan ladrando, pero hasta ahora no me han mordido. Han mordido a otros que llaman hermanos, pero a mí no me hacen daño.

Fíjese usted: El domingo en la mañana todos se visten con sus mejores trajes y vestidos. Se ven muy bien (y ellos lo saben), pero no me impresionan. Me impresionarían si vivieran como se visten. Pero no.

Cuantos, cantan, cantan y cantan. Bailan, brincan, danzan, se ríen, se tiran al suelo, gritan (¡como si su Dios estuviera sordo!) y hacen muchas cosas. Pero no me ponen nervioso. Tampoco me ponen nervioso lo que se creen muy piadosos siendo muy formales. Los que sí me ponen nervioso son los cristianitos que no son hipócritas, los que viven lo que predican. Son esos que aunque nadie los esté viendo son puros y humildes (¡aaaaahhhh, qué mal me caen estas palabritas! #$%*!#).

Luego están los famosos «eventos cristianos». En realidad esto es una contradicción de términos porque la mayoría no son ni eventos ni cristianos. Ustedes, mis queridos cristianitos, no saben lo que es un evento. Esos son los que yo hago. Son sucesos que dejan una marca en la vida de la gente. Yo sé lo que digo, pues a eso me dedico. Todo es un evento para mí, desde el principio. Incluso cuando me echaron de mi primera casa, lo transformé en todo un acontecimiento llenando el cielo con mi luz. Algunos dicen que fue porque caí, la verdad… solo quería llamar la atención. Dicen por ahí que en el final (no sé cuando será eso) va a tener lugar un gran evento… ya veremos.

En fin, los programas que yo hago tienen mejor calidad que los de ustedes, y eso deja una marca en la vida de la gente. Ustedes son desorganizados. Empiezan tarde, buscan la forma de ahorrarse la mayor cantidad posible de dinero, todos quieren hacer uso del micrófono (lo peor de todo es que lo permiten). Algo podrían aprender de mí. La gente llega a mis eventos porque son buenos, no porque yo, el gran diablo, los organiza.

De cristianas sus actividades no tienen nada. Si así fuera, el propósito, creo yo —como diablo tengo mi humilde opinión— sería el de hacer conocer el nombre de ese Tipo (#$%&!!@#) que clavé en la cruz hace más o menos dos mil años (no me maldigan porque ustedes también lo clavan todos los días). Pero sus llamados «eventos» no son sino intentos de hacer dinero, de darse a conocer o de no quedarse atrás porque otros también están haciendo «eventos». Me doy cuenta de que la competencia entre ustedes es más feroz que en el mundo que yo manipulo. Cada uno hace lo imposible por invitar a una celebridad más famosa que la de la actividad anterior. Me causa risa que en su aburrida publicidad usan más el nombre de las celebridades que invitan que el nombre del Tipo ese al que se supone que sirven. Realmente no veo por qué ustedes piensan que son tan diferentes a los del mundo. Al mismo tiempo que con tanta agresividad sus predicadorcitos critican al mundo del entretenimiento que yo domino, ustedes han edificado su propio mundito de entretenimiento cristianito… y que es muy aburrido, por cierto, porque ni a mí me entretienen.

Ay cristianitos, si son tantos, ¿por qué están haciendo tan poco? Si son tan buenos, ¿por qué me permiten hacer tanto mal? Si son tan humildes, ¿por qué se exaltan demasiado? Si son tan amorosos, ¿por qué se pelean de esa forma? Pero no cambien, sigan así, por favor.

Sigan usando los medios de comunicación para hablarse entre ustedes. Yo temblaba ante la idea de que los fueran a usar para hablarle a los que no saben nada del Tipo ese (¡no digo que su nombre porque me da no sé qué!). Porque hay gente que gracias a mí, y a ustedes también, nunca ha oído de él. Pero me agrada mucho que estén usando los medios para promover sus propias causas y hacer sus propias campañas publicitarias, apoyando sus propios nombramientos y construyendo sus propios reinos. Continúen usándolos así porque mientras más edifiquen sus reinitos menos amenaza son para el mío.

Sigan así, criticándose públicamente unos a otros. ¡Aaaahhhh!... es tan bueno tener aliados dentro del ejército enemigo. ¡Qué bueno que existen los medios de comunicación para que todo su país se dé cuenta de que en verdad no se aman! Que cada uno piensa que tiene el monopolio de la verdad y que los otros «hermanos», como no estudiaron en el seminario, están totalmente equivocados. Yo pensaba que uno de mis mejores súbditos, mi querido demonio Disensión, estaba trabajando entre ustedes. Cuál fue mi sorpresa al saber que él andaba de vacaciones en Bariloche, Argentina y que ustedes solitos estaban haciéndome el favor.

Tengo curiosidad por saber qué pensará el Altísimo (bbbbbrrrrr) de todo eso. Ustedes dicen  y hasta cantan que son su pueblo. ¿Pueblo? Me parecen más un circo. A veces me divierten.

Una cosa les pido, hay algunos entre ustedes que no son muy conocidos ni sus nombres suenan mucho, pero allí están. Son humildes y tienen un corazón que busca la aprobación del Tipo Aquel, no la de todos ustedes. A esos no he podido llegarles, y tengo que confesar que hasta mis mejores enviados han sido frustrados. Amanecen de rodillas como si fueran siervos del Altísimo (sssssbbbbbrrrrr#%¡*#!!@$#). Y en silencio hablan bien de su hijo. La verdad —no la digo muy seguido— es que unos cuántos de estos son los que me van a arruinar. Lo que quiero es que los integren a su manera de pensar para que sean como ustedes. Eso me ayudaría mucho.

A estos los tengo en la mira. Mi meta es que dejen de ser humildes, serviciales, íntegros. Algo tengo que hacer para que sean orgullosos; algo tengo que hacer para que piensen que solo ellos están totalmente en la verdad y todos los demás «hermanitos» están equivocados. Es importante que pienses que ya no existen milagros, que ya se le acabó la fuerza al Altísimo (ggggggssssssss). Que crean que quienes no cantan, bailan, oran, hablan y ríen como ellos están en el camino equivocado. Necesito que critiquen y miren con indiferencia a las demás personas. Que compitan para ve a quién le regalaron el mejor vehículo. Que dejen de pensar en los pobres y necesitados. Que no visiten al prisionero. Tengo que lograr que no le den de comer al hambriento. Mi intención es que se olviden del enfermo y de otras cosas importantes como los niños y los jóvenes.

Es imperativo que sigan haciendo todo como se ha hecho antes. Que no se den cuenta de que hay una nueva cultura que piensa y actúa diferente.

Que el evangelio (¡aaaauuuuugggggghhhh!) se debe proporcionar como medicina amarga y no como leche y miel, al fin y al cabo si la gente lo necesita que se lo trague aunque sea amargo.

Como a mí se me dio el control, cambié las reglas del juego en la cultura sin que nadie se diera cuenta, especialmente ustedes. Se me parecen a la rana que meten en una olla de agua templada para que no se asuste y poco a poco se va aumentando el calor para que muera hirviendo. Ni la rana ni ustedes se dan cuenta de los cambios de temperatura que hago. Para entonces la cultura será mía.

En fin no es mucho lo que quiero y son pocos a los que tengo que alcanzar.

¡Ah, se me olvidaba, les tengo un regalito! Como sé que les gusta poner papelitos y dibujitos por todos lados en sus iglesitas, les adjunto una lista de las cosas que me agradan de ustedes.

Y sobre todo reciban de mi muuuuuuuucho pero mmmuuucho amor. (De verás, créanme.)

Si desean escribirme lo pueden hacer a 666@elinfierno.com

 

Gracias

Lucy Fer